Han pasado dos meses desde que te fuiste, las lágrimas no me permiten escribir con facilidad, se me nubla la vista y tus recuerdos se agolpan en mi mente y mi corazón. Ha ido difícil sobrellevar esta pena, es muy difícil, demasiado duro, demasiado real...
Extraño tu voz relatando historias, tus aventuras. Tu profunda sabiduría y tu genial sentido común no lo puedo hallar en nadie más, aqui en este frío mundo. Mi hijo y la mujer que amo dan alivio y comprensión a este raro pero triste sentimiento.
Nunca antes lo había sentido.
Tu partida ha sido difícil. Mi vida contigo se repite incesantemente. ¿Recuerdas que tú eras el único que tenía la paciencia para desenredar el hilo de mi caña de color rojo que mi papá con tanto cariño me regaló? ¿recuerdas aquel chiste que sin cesar me contabas uno y otra vez, y yo siguiendo tu dulce juego me reía a carcajadas?
Tu fuiste lejano y cercano a la vez.
Si alguna vez cometistes errores como padre, sé, muy en lo profundo, que como abuelo supiste enmendarlos. Sé más que nadie que eras hijo de una época que entendía las cosas de otra forma.
Me regalaste momentos felices, gracias a ti tengo a mi padre, que tanto quiero y comprendo, aunque el no lo sepa...gracias a ti supe aprovechar los momentos bellos y simples de la vida. Gracias a ti entendí que sólo me tengo a mi, que nadie va a cumplir mis deberes por mi, que yo debo construir y luchar por mi realidad y darle lo mejor a mi familia.
Sólo te pido que descanses y que estés tránquilo, la abuela está bien y tú sabes que estamos todos nosotros para cuidarla y amarla.
¡Te extraño!
Tu nieto
Jorge.